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lunes, 2 de septiembre de 2013

Insecto diminuto vestido de frac ataca a dinosaurio

Es normal temer las fuerzas de resistencia a la revolución, las fuerzas que se opongan al cambio. Pero en este momento que vivimos, hay algunos hechos, cada vez más en boca del pueblo, que hacen que ese temor se disuelva en la inmensa magnitud de la inevitable necesidad de la revolución. En este momento que estamos viviendo se hace evidente que el cambio no solo es utópico, sino que ademas es inevitable. Los cientos de indicios que los estudios científicos nos ofrecen acerca del estado del planeta, nos informan que las posibilidades de que, a este ritmo, siga existiendo la vida en el planeta en unos cuantos años, cada vez son menores y más remotas.
Al lado está la realidad cada vez más probada y conocida de que un 0,1% de la población mundial, aquella poseedora de la finanza globalizada, oprime, ahoga y estrangula al 99% restante.
No es cuestión de si creo que la revolución o el cambio traerá más problemas que soluciones, no es cuestión de pensar a quién le molestará más El Cambio, ni tampoco es importante qué hará este grupo de personajes a los que, supuestamente, les disguste El Cambio para evitarlo, para sofocarlo y apagarlo. Al lado de que El Planeta en pocos años no permita la vida, al lado de que el 99,9% del mundo malviva en la miseria, sufra y muera de hambre, muera de olvido, de asfixia, de soledad, de miedo, para que un 0,1% pueda ver satisfechas sus ansias desbocadas de codicia… las posibles reprimendas que la instancia más alta del sistema nos tenga preparadas a los que cultivamos el cambio con mayúsculas, (aquél que quiere derivar hacia un proceso constituyente de origen puramente ciudadano), son un insecto diminuto intentando hacerle algo a un dinosaurio.

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