14/01/14
Nohihafutur.tk
Roble viejo -Palabritas de Jurgen
Traduccion
de Van Lysebeth
“El
culto de la feminidad”
Sobre la dimensión
cósmica de nuestra existencia.
Es cierto que hay aspectos del tantrismo
que son inexportables. No obstante podemos acceder a su esencia, lo cual no es
sinónimo de ritos sexuales bizarros o perversos. Si bien el Tantra incluye
deliberadamente la energía sexual, del mismo modo incluye practicas que no
tienen relación con el deseo erótico. De hecho, sobretodo, el tantrismo es
sobretodo expansión del campo de conciencia, la toma de conciencia de aspectos
cósmicos de la vida. Así, toda experiencia, por banal que sea, puede volverse
tántrica. Un ejemplo es el baño de sol.
Como? Es muy
simple. Mientras mi visión no tántrica, se estira como yo sobre la arena, en la
playa al sol y busca ponerse bronceadito para las chatis, yo, acojo el máximo
de sensaciones corporales: el calor, el contacto de la piel con la toalla, la
arena en los dedos de los pies, el viento en el pelo, el aire marino… Es la
primera etapa. Se trata de acercar el cosmos a la experiencia tomando realmente
conciencia del acontecimiento-sol.
La experiencia
ordinaria nos dice que el sol es el mismo que fue para nuestros antiguos: una
gran bola, allá en lo alto en el cielo. Cuando un pensador griego afirmó que
podía ser tan grande como la acrópolis, choco contra la incredulidad de sus
conciudadanos. Hoy en día, todo escolar sabe que el sol es un millón de veces
más voluminoso que la tierra, pero nos damos cuenta realmente de lo que
significa tal dato? Yo lo dudo. Del mismo modo, saber que la energía solar
estaba aun dentro del sol ocho minutos antes de que llegue a nosotros apenas
llama la atención, lo mismo que sabiendo que la luz recorre mas de 300.000 kilómetros/segundo,
cerca de ocho veces la vuelta al mundo. Entonces, para concretizar la enormidad
de esta distancia, imaginamos una autopista tierra-sol. Conduciendo a 100 por
hora, 24 sobre 24, sin detenernos nunca, nos harían falta 175 años para
recorrer los 150.000.000 de km. Sobre la playa, intento transformar todas estas
cifras engorrosas en realidades concretas. Pienso en la inmensidad del vacío
helado (-273ºC!) que me separa del sol y percibo su luz como una catarata de
fotones, mini proyectiles de luz que me percuten y me penetran.
Mejor: la luz, es
realmente la substancia solar que, apenas hace ocho minutos, estaba aun dentro
del astro. Es entonces un flujo continuo de materia que me une a él. Me baño,
literalmente, dentro del sol, absorbo su materia en mí. Intento también
visualizar su masa en erupción, vomitando proyectiles de materia incandescente
a cientos de millares de kilómetros de su superficie. Visto de cerca sería
terrible, imposible físicamente además. Un volcán en erupción ya es
impresionante, pero imaginemos todo nuestro planeta transformado en un volcán:
espectáculo alucinante! A multiplicar por 33.000 en el caso del sol. Ningún
siquismo humano resistiría. Así, cuando un astronauta vuelve de la luna,
después de su miserable salto de pulga de un segundo luz, ese breve cara a cara
con el cosmos trastorna su visión del mundo. Los astronautas que han pisado el
polvo lunar lo soben, luego esto no son maniobras ni ensoñaciones.
Tántrica o no, la
imaginación más loca será siempre reprochada en relación a esta realidad.
Sobre la arena
caliente, me impregno mucho mejor de la grandeza del “acontecimiento-sol”. Para
tomar conciencia de las cascadas de energía, de materia solar, que golpetean en
todo momento sobre la superficie total de nuestra tierra, pienso que la
superficie de mi piel hace menos de dos metros cuadrados, de los cuales,
evidentemente, no expongo más que la mitad. Luego, en verano, a pleno mediodía,
ese metro cuadrado recibe tanto calor que debo refugiarme a la sombra. Para la
tierra entera significa multiplicar por los millones de metros cuadrados que
ella ofrece al sol. Luego, nuestro planeta, ínfima mota de polvo cósmico, no
capta más que una parcela infinitesimal de la energía total vomitada por el sol
durante la vida intersideral, sol que de ese modo va adelgazando en cientos de toneladas por segundo durante
miles de millones de años y sin llevarlo nada mal.
Mejor, yo soy,
literalmente, de sol enfriado. Cada átomo de mi cuerpo, de cada grano de arena,
de cada objeto que me rodea es del sol solidificado, porque la tierra, ella
también, a sido del plasma sideral incandescente: ella es una lagrima de
estrella enfriada. Yo soy entonces tanto mi carne como mis huesos, una
condensación del sol. Él es la vida, él es mi vida. Para vivir y actuar,
extraigo mi energía de los vegetales, que son sol en conserva, de la carne, que
se nutre de hierba, entonces sol convertido en ternera! El carburante del
coche, energía solar fósil, como el carbón, etc. Podéis continuar vosotros
mismos la lista. Una última, yo digo estas palabras y vosotros las escucháis
gracias al sol.
Una cosa es
segura, saber intelectualmente que uno es del sol condensado es interesante sin
más. El vivir, aunque sea fugitivamente, se convierte en fantástico. Ingenuos,
mis sentidos me ocultan el verdadero sol que, solo, mi intuición me puede
revelar. Así, siempre estirado sobre la playa, sintiendo interiormente la
inmensidad de la energía solar y de la distancia que ella recorre, mecido en
directo sobre la energía cósmica, la frontera entre el astro y yo se derrumba,
se disuelve, (…), entonces percibo la energía creatriz ultima, (pausa) de la que el universo es la manifestación.
Ahí esta!
Durante todo este
tiempo, el vecino de al lado piensa sin duda en las chatis que admirarán su bronceado,
a menos que se quede dormido al sol. Mientras que mi baño de sol profano
deviene cósmico, los ultravioletas me queman la piel tanto como la suya pero,
consolación, mi insolación será… tántrica! Del mismo modo, toda mi vida puede
ser transmutada, mo ahora estricots,
sobrepasar el aqui ño podrnares,tro objetivo mas que la higiene y/o el
deporte.vertido en carne. cuadrados quás relacionada al cosmos, lo cual
no excluye del disfrute, al contrario. Donde una formidable expansión de mi
visión del mundo y de mí mismo, especialmente de mi cuerpo, ese otro universo.
Otro ejemplo de
religarse al cosmos. Sumergirse en el mar o en un rio puede no tener mas
objetivo que la higiene y/o el deporte. Imaginemos que yo hago mis abluciones
en el Ganges en Benarés, entre el gentío de pieles hindúes, secuencia clásica
de los documentales de la India. El baño podría perfectamente no sobrepasar el
aquí y ahora estrictos, pero todo cambia
si tomo conciencia de que el rio no esta limitado al aquí y si percibo en
bloque todo el Ganges y su tres mil km entre el Himalaya y el océano, todo
cambia. Todo cambia también al percibir que él está unido a todos los mares del
planeta y que el Ganges de hoy en día es parecido al de ayer, a la vez que jamás
será dos veces el mismo, pues jamás son las mismas las aguas que fluyen por su
cauce, eso ya lo dijo un filósofo griego. Exteriormente, en nada se diferencian
mis abluciones de aquellas de mis vecinos no-tántricos, pero mi experiencia
interior cambia en amplitud y riqueza.
Así, el Tantra es
un intento de abordar otra manera de ser y sentir, antes de concretizarse en
ciertas técnicas o actos rituales.
Pero atención a
la trampa mental. El intelecto aporta – es preciso- los elementos objetivos,
científicos, de esta toma de conciencia mientras que es la percepción global
del acontecimiento lo importante, donde se juega la partida. Pasar del
sensorial al concepto intelectual del acontecimiento – sol, lluvia u otro- y
entonces a la visión directa de sus últimas consecuencias o dimensiones es
difícil. Por tanto, esto conlleva que un acto anodino deviene un acontecimiento
que trasciende el ego y des-banaliza la vida mas aburrida o monótona.
Conscientes de
esta dificultad, el Tantra respondió especialmente mediante el arte, el rito y
el símbolo. El Tantra es de todos modos, de todas las filosofías de la india,
aquella que mas deliberadamente utiliza el arte como vía de acceso a lo
cósmico, escondido tras lo banal.